Hamilton Naki

LAS NEGRAS MANOS DEL PRIMER TRAPLANTE CARDÍACO

Por Paquita Armas Fonseca

El 3 de diciembre de 1967 se inscribe dentro de la historia de la medicina y especialmente de la cirugía, como un día muy importante: en el Groote Schuurhospital de Ciudad del Cabo, Sudáfrica, se realizó con éxito el primer trasplante de corazón a nivel mundial. El héroe reconocido, popularizado y mimado por la prensa fue el cirujano blanco Christiaan Neethling Barnard. 

Descendiente de escoceses estudió y se doctoró en la Universidad de Ciudad del Cabo, luego mediante una beca pudo ingresar en la Universidad estadounidense de Minnesota, en la que en 1958 obtuvo el título de doctor especialista en cardiología. En ese centro fue un aventajado discípulo del Doctor Owen H. Wangesteen. 

Tal preparación más la fuerte experimentación en trasplantes con animales que se realizaba en su ciudad, permitieron que Barnard colocara con éxito el corazón joven de Dénise Darvall, oficinista muerta en un accidente, en el tórax de Louis Washkansky un cincuentón comerciante desahuciado por los serios e irreversibles problemas cardíacos que padecía. 

Años después de aquel hecho inscripto en la historia del siglo XX, cuando ya el apartheid había sido derrotado, otra noticia se expandió por el mundo médico: Hamilton Naki, iletrado, autodidacta, había sido quien extrajera el corazón de la muchacha accidentada y lo dejara listo para que Barnard lo colocara en el pecho de Washkansky. Pero como era negro no podía decirse porque estaba prohibido por el régimen segregacionista que los negros ejercieran la medicina. 

Nacido hacia 1926 en una aldea del antiguo protectorado británico del Transkei, Naki abandonó los estudios a los 14 años y comenzó como jardinero en la Escuela de Medicina, de la Ciudad del Cabo. Era muy curioso y por ello, más su inteligencia natural, aprendió rápido mirando a los demás hacer. Si primero limpiaba las jaulas de los perros y cerdos con los que se experimentaba, luego aguantaba a los animales, después los anestesiaba hasta que terminó operándolos. 

El joven negro era reconocido en especial por los complicados trasplantes de hígado que realizaba en cerdos, procedimiento que según se dice es más espinoso que los trasplantes de corazón en los humanos. Se habla de su sorprendente delicadeza y precisión en la sutura de diminutos vasos sanguíneos. Naki recordaba cómo los estudiantes le pedían consejo y “es por eso, decía, que me llamaban el padre cirujano”. 

Con la desaparición del sistema de segregación racial, se dio a conocer la historia de Naki. En el 2002 lo condecoraron con Mapungubwe, la principal orden del país por sus años de servicio público y en el 2003 se le otorgó un título de medicina honorífico en reconocimiento por sus años de entrenamiento a jóvenes médicos que llegaron a ser cirujanos famosos. 

A pura práctica, Naki se convirtió en un cirujano excepcional y por eso impartió clases a estudiantes blancos durante casi 40 años, pero con un salario de técnico de laboratorio, el máximo que el hospital podía pagar a un negro. 

En el 2001, poco antes de morir, y cuando hacia dos lustros que había cesado el apartheid, Barnard dijo refiriéndose a Naki “Técnicamente, él es mejor que yo”. Tal confesión la realizó a un cineasta que preparaba un documental. Mientras que en una entrevista con The Associated Press en 1993 dijo “Tiene la habilidad que yo no tengo”, y agregó “Si Hamilton hubiese tenido la oportunidad de operar, probablemente hubiera sido un brillante cirujano”.

En otra oportunidad Barnard dijo “Es uno de los mayores investigadores de todos los tiempos en el campo de los trasplantes, y habría llegado muy lejos si los condicionantes sociales se lo hubieran permitido”. 

Por su lado, Naki habló de su intervención en el primer trasplante y dijo que “en esos días uno tenía que aceptar lo que ellos decían porque no había otra vía, porque era la ley que reinaba”. Y concluyó “Si hubieran publicado mi fotografía habrían ido a la cárcel. Así eran las cosas en aquel entonces.” 

Algunas fuentes médicas de Sudáfrica aseguran que no fue Naki quien extrajera el corazón de la donante en 1967 sino los doctores Marius Barnard, hermano de Christiaan Barnard, y Terry O'Donovan. Quizás tengan razón pero ¿Por qué Barnard no desmintió a Naki y sólo habló de él con respeto y admiración? 

Ya retirado, con una pensión de jardinero, Naki arregló un autobús y lo convirtió en una clínica móvil. 

Murió el 29 de mayo de 2005, a la edad de 78 años y por suerte le fueron reconocidos sus méritos como un destacado cirujano que se formó a base de observación, voluntad a toda prueba y perseverancia.

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