Vivien Theodore Thomas

Otro genial negro cirujano que fue discriminado

Por Paquita Armas Fonseca 

Hoy es relativamente fácil diagnosticar una tetralogía de Fallot: cuatro defectos conexos del corazón y sus mayores vasos sanguíneos que comprenden la comunicación interventricular (orificio entre los ventrículos derecho e izquierdo); el estrechamiento de la arteria pulmonar (la válvula y arteria que conectan el corazón con los pulmones); el cabalgamiento o dextraposición de la aorta (la arteria que lleva sangre oxigenada al cuerpo) que se traslada sobre el ventrículo derecho y la comunicación interventricular, en lugar de salir únicamente del ventrículo izquierdo y el engrosamiento de la pared muscular del ventrículo derecho (hipertrofia ventricular derecha). Este mal conocido también como de “bebés azules” era un serio problema médico en los años 40. 

En 1945 los Doctores Alfred Blalock y Helen Taussig publicaron en el Journal of the American Medical Association un texto en el describen como por vía quirúrgica pudieron conjurar la tetralogía de Fallot en tres pacientes. El trabajo desconoce a Vivien Theodore Thomas, el verdadero héroe de esta historia. No podía aparecer: era negro y todo ocurrió en Baltimore, Maryland, Estados Unidos. 

Aquel hombre, nacido en New Iberia, cerca de Lago Providencia (Louisiana, Estados Unidos) el 29 de agosto de 1910, además de descendiente de africanos –nieto de esclavo- era pobre.  

Siendo un niño su familia se trasladó a Nashville (Tennessee). Allí en la década de los años 20, pudo estudiar en escuelas públicas, dentro de un sistema educativo marcado por la segregación racial.

Sus manos habían aprendido el oficio de carpintero, heredado del padre y como tal trabajó para costearse sus estudios. En 1929 parecía que podría acariciar un sueño: llegar a ser médico, pudo matricular como estudiante pre-médico en el Tennessee Agricultural and Industrial College. 

La gran depresión disparada ese año hizo que Vivien gastara sus ahorros, abandonara sus estudios y comenzara a trabajar como auxiliar de todo, incluida la limpieza, en el laboratorio de Alfred Blalock en la Vanderbilt University (Nashville, Tennesse).  

Pronto Blalock se dio cuenta que aquel negro tenía manos especiales para la cirugía en animales porque lo vio practicando e interesándose en diversos aspectos. Lo hizo su investigador asociado. Ambos estudiaron las causas del choque hipovolémico que derivaría luego en el síndrome de aplastamiento. El procedimiento salvó la vida de miles de soldados en los campos de batalla durante la Segunda Guerra Mundial. Los resultados convencieron al médico de llevar a Vivien a la John Hopkins University (Baltimore, Maryland) en 1941 cuando a él le propusieron un importante cargo y la posibilidad de investigar. El eficaz ayudante se mudó con su esposa e hijo. En su nuevo destino enfrentó una grave escasez de vivienda y un superior nivel de racismo a lo que había pasado en Nashville. Hopkins, like the rest of the city of Baltimore, was rigidly segregated, and the only black employees at the institution were janitors. Baltimore era presa de una fuerte segregación y en Hopkins los negros sólo podían ser conserjes. Muchas veces Vivien tuvo que soportar que los blancos le viraran la cara cuando élWhen Thomas walked the halls in his white lab coat, heads turned. caminaba por los pasillos en su bata blanca de laboratorio.  

Por esa época Blalock se interesó en la idea de la Dra Taussig acerca de cómo resolver el dilema de los “bebes azules”. Esta especialista que había sufrido discriminación por su sexo (la John Hopkins University sólo le confirió una plaza de profesora titular tras 16 años de mera instructora y cuando ya tenía un prestigio internacional) apreció el trabajo de Vivien. Ella fue también una defensora del ingreso de los negros a las facultades de medicina y al Medicare, sistema de seguro social. 

Taussing sugería un complejo procedimiento para aumentar el flujo sanguíneo desde el corazón a los pulmones. Para tal operación se requerían, incluso, nuevos instrumentos médicos. Vivien comprendió el pensamiento de la Dra y puso manos a la obra en la experimentación con perros. Dos años después y luego de doscientas operaciones logró un quehacer quirúrgico experimental satisfactorio. Anna, la primer perra operada, es el nombre del único animal cuya foto está en las paredes de la John Hopkins University. 

A fines de 1944, llegó la hora de operar al primer ser humano. La bebé Eileen Saxon fue sometida a la intervención quirúrgica por… Blalock. El verdadero padre de la cirugía estaba en un banquillo y dirigió paso a paso la intervención. Vivien había operado decenas de perros, Blalock sólo una vez. Incluso los instrumentos fueron fabricados por el ayudante negro. Aunque él era el indicado, el negro de su piel impedía que operara a una blanca. La niña sólo sobrevivió dos meses, pero la siguiente operada recibió en perfecto estado el alta hospitalaria a las tres semanas.

Un tercer caso satisfactorio hizo que Blalock y Taussig prepararan y publicaran en 1945 el texto anunciando su logro científico. Ni en una sola línea se habla de Vivien Thomas. En los siguientes doce meses más de 200 pacientes se habían salvado por la intervención quirúrgica. 

Tal éxito brindó reconocimiento a la Johns Hopkins y a Blalock y su equipo, que excluía, por supuesto, a Vivien. El revolucionario acto lleva el nombre de Blalock-Taussig.  

Vivien se dedicó a formar a otros cirujanos que, cosas del destino, lo veían como barman, una forma de buscar un poco dinero, en reuniones sociales en casa de Blalock, pues esa fue la única actividad social que se le permitió con profesionales blancos. De toda manera se convirtió en una figura de leyenda. Denton Cooley diría cuando ya era un famoso cirujano cardiovascular: "De Thomas aprendí la precisión y la rapidez en cada paso operatorio". 

En el transcurso de esta historia Vivien Thomas trabajó bajo un contrato en la categoría “3”, que agrupaba al personal de limpieza y mantenimiento. En 1946, luego de algunos enfrentamientos con Blalock, que llegaron incluso a la presentación de su renuncia, logró ser el técnico mejor pagado de la John Hopkins University. Un año después Vivien intentó reiniciar sus estudios de medicina en la Morgan State University, pero tuvo que abandonar la idea. 

Blalock que nunca pudo vencer totalmente sus prejuicios raciales - reconoció y desconoció casi proporcionalmente a su colaborador- murió a los 65 años, de los que 34 trabajó con aquel aprendiz superior. Ante tal hecho Vivien empezó a dirigir los laboratorios en Hopkins y lo hizo durante 15 años más. Fue el mentor de múltiples negros que entraron como técnicos y del primer residente afroamericano, el Dr. Levi Watkins, Jr, de la prestigiosa universidad. 

Treinta y un año después de la primera operación para conjurar la tetralogía de de Fallot, en 1975, la John Kopkins University le concedió a Vivien un doctorado honorario en leyes, no se lo podían conceder en medicina por diversas restricciones. 

En 1968 le hicieron un retrato que fue colgado en los pasillos de Johns Hopkins, al lado del que años antes le hicieran a Blalock, y en 1989 Katie McCabe sacó a la luz la verdadera historia de este coloso de la cirugía.  

La Johns Hopkins Medicine creo la Vivien Thomas Fund, dedicada a romper barreras económicas y raciales en la John Hopkins University School of Medicine. 

El protagonista de esta historia relató su vida en su autobiografía Asociados del corazón: Vivien Thomas y su trabajo con Alfred Blalock. 

Fallecido el 26 de noviembre de 1985, Vivien revivió mediante el cine en el 2004 con el telefilme A corazón abierto, dirigido por Joseph Sargent y merecedor de premios por su factura. 

Y revive, por supuesto, como ejemplo de talento, dedicación y perseverancia en todos los hombres y mujeres que dedicados a la medicina, especialmente la cirugía, intentan mejorar la calidad de vida de sus pacientes.

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