Profesor Luis Roberto Llerena Rojas

img122“Seguiré trabajando mientras tenga lucidez”

El octogenario radiólogo, investigador e innovador por naturaleza continúa en su aprendizaje diario porque “trataré de contribuir en investigaciones que den solución a esos problemas.”

Por Paquita Armas Fonseca

Sin una voluntad a toda prueba, Luis Roberto Llerena Rojas, no hubiera acumulado un historial asistencial, investigativo y docente que lo distingue. Graduado como médico en 1956, el pasado 31 de agosto cumplió 60 años en el sector de la salud porque hizo la carrera universitaria trabajando. Hoy posee entre otros títulos los de  Doctor en Cencias Médicas (1985),  Profesor de Mérito (2009),  Investigador de Mérito (2005),  y  Especialista de segundo grado en radiología (1984).

Pertenece a las sociedades cubanas de Imagenología (miembro de honor), Cardiología, Urología  y de Obstetricia y Ginecología. Es miembro titular del Colegio Interamericano de  Radiología, de la SOLACI (Sociedad Latino Americana de Cardiología Intervencionista).

El Dr. Llerena Rojas que trabajó en casas de Socorro, reconoce lo importante que fue para él su estancia en el hospital Calixto García, donde aprendió de excelentes profesionales los secretos de la clínica.

En su larga trayectoria laboral ha merecido diversas condecoraciones como: Orden Manuel Fajardo por 25 años  ininterrumpidos de    servicio en el sector de la salud, Medalla homónima entregada por el Sindicato Nacional de Trabajadores de Salud y del MINSAP,  moneda conmemorativa  aniversario 30 de la Academia de ciencias de Cuba por su contribución al desarrollo científico técnico del país; Distinción XXV aniversario de la fundación de la docencia  médica superior en la región central; reconocimiento por su valiosa contribución al desarrollo de la hemodinamia y la cardiología intervencionista; diploma de reconocimiento por su abnegada labor y ejemplar trayectoria como maestro de la Radiología cubana;  reconocimiento por su consagración durante todos estos años a la salud del pueblo y por su fidelidad a la patria (en el  aniversario50 de su graduación, el Ministerio de Salud Pública se honra en hacerle presente ) y miembro de honor del Consejo científico asesor del Centro de investigaciones médico quirúrgicas.

Tiene más de cien trabajos publicados en revistas cubanas, unos 50 en extranjeras, además que ha participado en cuatro oportunidades en publicaciones de libros, folletos y monografías. Su colaboración activa ha estado presente en más de cien encuentros nacionales y más de 50 internacionales;  ha impartido 90 cursos de postgrado.

El Dr. Llerena ha intervenido en siete innovaciones y racionalizaciones, ha sido dirigente  o asesor de actividades de investigación en 12 ocasiones, además de tutor  y  asesor de  tesis (terminación  de residencia) de 67 especialistas. En otros seis ha estado vinculado en la obtención del  grado  científico  de doctor en ciencias médicas o maestrías y acumula una importante labor en este tipo de vínculo con la docencia. En el exterior ha brindado sus conocimientos en Barbados, Trinidad Tobago, Curazao, Jamaica y Colombia, además de una misión internacionalista en Yemen.

Como hombre de su tiempo ha ocupado diversas responsabilidades, miembro del Grupo Nacional de Radiología, miembro de Tribunales Estatales, de Categorización docente, de Categorización de investigadores, miembro del Comité de redacción de la Revista Cubana Cardiología, y en el Instituto: Vicedirector docente, Secretario del Consejo Científico y del Comité de Ética.

Hoy, con 80 años, sigue trabajando en el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular.

-¿Qué significa Campo Florido para Usted? ¿Cómo recuerda su niñez?

Significa mucho, allí nací pero mi estancia en Campo Florido ha sido en distintas etapas que reseñaré paulatinamente.

Cuando tenía un año de edad nos mudamos para Guanabacoa, mi padre trabajaba en la entonces Compañía del Central Hershey (hoy Camilo Cienfuegos) en la estación de trenes de Casa Blanca y en Guanabacoa estaba más cerca del trabajo, allí nacieron mis dos hermanas. Cuando tuve cuatro años mi padre pasó a trabajar como despachador de trenes en el mismo Hershey con derecho a ocupar una casa de la compañía y nos mudamos para allí que es donde estudié la primaria y se desarrolló mi infancia.

Íbamos a Campo Florido durante las vacaciones a casa de nuestros tíos que eran campesinos y vivían en fincas arrendadas, allí disfrutábamos muchísimo, mis tíos nos querían con locura, nos complacían en todo  y conocí muy de cerca la vida campestre.

De Hershey tengo recuerdos extraordinarios, era un pueblo muy bonito, muy bien planificado, los vecinos éramos como familia, allí había un formidable equipo de pelota que ganó varios campeonatos en la liga amateur, allí vivían y jugaban brillantes peloteros. En Hershey jugué mucha pelota en los placeres y me convertí en un apasionado por ese deporte.

Viviendo en Hershey perdimos a mi hermana menor y fue un golpe muy duro para toda la familia, sobre todo para mis padres, que eran extraordinarios. Allí también nació mi hermano Lorenzo  y cuando yo tenía 15 años falleció mi padre (a los 42 años) y tuvimos que dejar Hershey e ir a vivir a la finca de uno de mis tíos en Campo Florido, pero ya no regresaba de vacaciones, y tuve que enfrentar la vida de otra forma y comenzar a ayudar en la finca y trabajar sin dejar los estudios.

Con nuestros esfuerzos y la ayuda de mis tíos pudimos adquirir una casa en Guanabacoa y nos mudamos de nuevo para esta ciudad. Estaba en el Segundo año de Bachillerato, mi madre cobraba una pensión de 83 pesos (y siempre con la “espada de Damocles”  encima ante el temor de que desfalcaran la caja del retiro de los Ferroviarios, cosa no infrecuente en aquella época), éramos cuatro: Rita mi madre, mi hermana Celia (un año menor que yo) y Lorenzo entonces de dos años. Sin dejar de estudiar había que buscar otras entradas, cobraba recibos del Liceo de Guanabacoa, y repasaba alumnos de grados inferiores.

-¿Fue un buen estudiante? ¿En que materias se sentía más cómodo?

Debo hacer un paréntesis: Estudiando en Hershey al terminar el 7mo grado me examiné en el Instituto de la Víbora (por la libre) y aprobé para comenzar el bachillerato. Mi padre  no tenía muchos recursos pero si valiosas amistades y comencé el bachillerato en los Escolapios de esa villa habanera viviendo en casa de unas amistades que me trataron como un hijo y gracias a ellos pude continuar los estudios.

En la primaria no fui nada sobresaliente, tuve muchas dificultades con las matemáticas, hasta que cuando comencé el bachillerato en los Escolapios gracias a un sacerdote que era un gran docente e impartía esa materia, el padre Modesto Galofré,  eliminé esa dificultad. Allí si fui un buen estudiante.

- ¿Por qué estudió  medicina? ¿Y radiología?

De niño no puedo decir que tenía vocación por la Medicina. Mi decisión de estudiarla la tomé cuando cursaba el 4to año de bachillerato.

Cuando empecé la carrera de  medicina frecuentaba  la Casa de Socorros de  Guanabacoa donde trabajaban como alumnos varios compañeros y logré una plaza en la misma. Estando en el tercer año un colega de un año superior me orientó que debía asistir al Calixto García a salas de Medicina Interna, primero estuve en la sala Weiss y después en la sala Bacallao, allí aprendí clínica, se desarrolló mi verdadera vocación por la Medicina. Mi primer e inolvidable maestro fue Jesús Fernández Echazábal, allí éramos una gran familia y el Calixto un hervidero científico. También aprendí mucho con Armando Pena, primero alumno de año superior y después gran profesor, también con Manuel Lombas, gran amigo, padre de la Reumatología cubana, allí fui testigo del origen de esa especialidad, el quería de todas maneras captarme para Reumatología, pero yo preferí ser internista. La estancia en la Sala Bacallao fue muy fructífera y agradable con un grupo numeroso de valiosos y queridos compañeros. El Calixto me inspiró a estudiar más y a mejorar mi expediente.

En aquella época al llegar al Quinto curso se adjudicaban algunas plazas de alumnos de acuerdo con  el expediente, los primeros lugares para el Calixto, el Hospital Nuestra Señora de las Mercedes (que radicaba donde hoy está el Coppelia) y el resto en el Hospital de Emergencias y en casas de Socorro.

Primero obtuve plaza en Emergencias, como ya sentía cierta atracción por la Radiología, trabajé como técnico de Rayos X, pero no dejé la plaza de la Casa de Socorro de Guanabacoa.  Al año siguiente obtuve plaza en el Hospital Mercedes y  al comenzar el último año en el Calixto. Al terminar la carrera otorgaban plazas a los mejores expedientes por dos años de médico interno en el Calixto. Terminé en el puesto catorce del escalafón y como cierran la Universidad por la situación del país, no había  promoción y aunque con sueldo y nombramiento de alumno, trabajamos como médicos (ya tenía el título) y actué como médico interno de la Sala Bacallao hasta que reabrieron la Universidad después del triunfo de la Revolución.

Estaba en el Calixto el 13 de marzo cuando el asalto a palacio. Presencié desde la Sala Bacallao el tiroteo donde asesinan a nuestro querido líder José Antonio Echeverría, vi a Faure Chomón que descendió de un auto con dos rifles ya que allí dejó a un compañero herido. La policía penetró en el Calixto y nos mantuvieron contra la pared del Cuerpo de Guardia mientras registraban el Hospital.

El 31 de diciembre, día de la fuga del tirano, yo era el médico de guardia del Calixto, primero los rumores, las advertencias de los mayores (recuerdo a Pepe Arias, técnico de Rayos X que fue a recordarme la matanza cuando se corrió la voz de la falsa huida de  Machado), ya al amanecer las explosiones de júbilo cuando se confirmó la noticia de la huida del tirano.

Cuando distribuyen las plazas del internado yo aspiraba a una de Medicina Interna (MI) pero cuando me corresponde pedir, ya estaban agotadas y pido entonces la de Radiología con la esperanza de que alguno de los que pidieron plaza de MI se marcharan al extranjero y yo ocuparla, pero cuando eso sucedió ya había avanzado en la especialidad de Radiología, había obtenido plaza de radiólogo en el Hospital Antituberculoso La Esperanza, soy de los fundadores del Julio Trigo, y decidí continuar de Radiólogo. Mis aprendizajes y mi formación en el Calixto como clínico han sido de gran ayuda y siempre he tratado de ser un clínico que interpreta imágenes.

Cuando era estudiante de 4to año de medicina trabajando en la Casa de Socorros de Guanabacoa un buen día atiendo a una bella muchacha llamada Amada Antuña,  herida en la mano con una aguja; en 1959 nos casamos y hemos logrado dos hijos maravillosos y  tres nietas similares. Recién casado vivimos en Campo Florido, donde trabajé en la Casa de Socorros, sin dejar el Calixto y ejercí la medicina privada a la que renuncié cuando decidí comenzar como docente y nos mudamos para Guanabacoa.

- Cuando triunfó la Revolución Usted tenía 28 años de edad ¿por qué se quedó en Cuba cuando casi todos sus colegas emigraban?

Nunca me pasó por la mente irme de Cuba, siento un gran arraigo por mi patria y por mi familia y quería de algún modo ayudar a la Revolución. Siempre he trabajado intensamente, jamás he dejado de trabajar en un Hospital ni siquiera cuando vivía en Campo Florido y en ocasiones en dos y hasta en tres simultáneamente.

- La radiología tiene múltiples aplicaciones, sin embargo usted  ha dedicado  más de la mitad de sus 60 años de vida laboral, al corazón  y los grandes vasos  ¿por qué?

Desde que era internista sentía una gran inclinación hacia la Cardiología, recuerdo que mi maestro Echazábal nos exigía a los alumnos (esto era ajeno a la docencia oficial) que cuando un paciente de las camas a nuestro cargo se le indicaba alguna investigación teníamos que ir con el paciente y presenciar la investigación, una de mis pacientes (nunca se me ha borrado su imagen) padecía de una estenosis mitral típica y le indicaron un cateterismo cardiaco, que en aquel entonces se realizaba en una sala del hoy Hospital Ortopédico Fructuoso Rodríguez y cuando lo presencié sentí el “flechazo” de mi vocación por ese tipo de investigación. Años después cuando pasé a trabajar en el Hospital Fajardo, allí radicaba el  Instituto de Cardiología y el Departamento de Rayos X, dirigido por el Dr. Rolando Pereiras y los radiólogos y técnicos del Fajardo realizábamos los estudios cardiovasculares del Instituto. Allí unifiqué las dos especialidades preferidas. Después el Instituto pasó a ocupar el lugar donde hoy radica, gané una plaza de radiólogo por concurso de promoción, y cuando recién la ocupé, pasé a cumplir misión internacionalista en Yemen como profesor de la Facultad de Medicina; a mi regreso me entregué por entero a los estudios radiográficos cardiovasculares.

- En ocasión de su cumpleaños 70 en el 2001, en el  contexto  del Primer Taller de Cardiología Intervencionista,  en la Habana, se le  reconoció por  su valiosa contribución al desarrollo de la  Hemodinamia y la Cardiología Intervencionista  ¿Cómo logró involucrarse y desarrollar la coronariografía  en el Instituto de  Cardiología y Cirugía Cardiovascular?

A inicios de la década del 70 se realizaban cateterismos y estudios radiográficos cardiovasculares en el séptimo piso del Fajardo que todavía era parte del Instituto de Cardiología. Se habían hecho varios intentos infructuosos para opacificar las arterias coronarias por cateterismo selectivo hasta que un buen día conjuntamente con el Dr. Alberto Toruncha logramos realizar la primera coronariografía selectiva de ambas arterias coronarias en Cuba. Con muy buen juicio el profesor Hernández  Cañero pospuso esa investigación hasta que no estuviera desarrollada la cirugía coronaria, lo que se logró a fines del año 1979, recomenzamos entonces a realizar coronariografías en el edificio donde hoy radica el Instituto y allí se nos incorporaron otros valiosos compañeros entre ellos mi hermano el Profesor Lorenzo Llerena. Trabajar con él durante muchos años constituye la mayor alegría y satisfacción de mi vida científica.

Hemos recibido entrenamiento en Checoslovaquia, París, Framkfurt, Suecia, México. También conjuntamente con el Dr. Anastasio Cabrera y el ingeniero Omar Pérez diseñamos un programa para el cálculo automatizado de la función del ventrículo izquierdo (PAIVEN), que utilizamos en nuestra práctica diaria y fue expuesto en Ferias de Salud en Cuba, China y Bulgaria.

- Los cirujanos cardiovasculares le reconocen como un maestro,  ¿cuanto considera usted que su labor, investigaciones y su presencia haya ayudado al desarrollo de la cirugía cardiovascular en Cuba?

Me desempeñé como jefe del Departamento de Hemodinámica y Radiología desde el año 1979 – 2000, por allí han pasado numerosos residentes, hoy especialistas en distintas partes de  Cuba, hemos dado cursos de entrenamiento a cardiólogos, cirujanos, residentes  y radiólogos de Cuba y del extranjero. Tenemos la satisfacción de haber contribuido en la formación de un grupo numeroso de hemodinamistas y cirujanos cardiovasculares que hoy realizan su trabajo, para beneficio del  pueblo en los Cardiocentros y hospitales de nuestro país.

Me he sentido estimulado por todos los cros de Cirugía y Anestesiología, no puedo dejar de mencionar a Paredes que me recuerda con frecuencia que soy su maestro y por Horacio que me ha dicho en varias ocasiones  “tu operas…. nos ayudas a precisar los vasos con estenosis y valorar el lecho distal”….y Taín y otros cirujanos que antes de subir al salón a operar, analizaban conmigo la coronariografía del paciente…El intercambio con tan eminentes cirujanos me estimula, me honra, aprendo y me obliga a superarme, pero también me compromete.

Sin embargo los resultados de un procedimiento no pueden adjudicarse a una persona en particular, ni siquiera a un Departamento, son fruto de la colaboración de toda la Institución y de todo su personal médico y paramédico.

-¿Pudiera contar sobre las primeras angioplastias en Cuba y la colocación de stents?  Alguna anécdota  sobre los inicios.

A fines de 1984 conjuntamente con Lorenzo logramos realizar con éxito la primera trombolisis intracoronaria en Cuba, a un paciente con un infarto agudo del miocardio. En la actualidad, en aras de ganar tiempo, la trombolisis se realiza por vía endovenosa.

El 24 de mayo de 1985 también con Lorenzo logramos realizar la primera Angioplastia Coronaria por vía Transluminal  Percutánea (ACTP) en Cuba. La realizamos en un paciente con una estenosis del ostio de la descendente anterior, con un set de la casa Cook (tengo entendido que ese material nunca llegó a comercializarse). El referido set lo adquirimos en una de las Ferias de Salud Para Todos, que la casa exhibía en su stand. El paciente mejoró su sintomatología y hace pocos años aún vivía.

Ahora nos asombramos de esa ACTP exitosa pues las características de la estenosis en el ostio de la descendente anterior es una de las más difíciles de realizar y por nada del mundo hoy haríamos otra con el material que empleamos entonces.

El primer stent fue colocado en Cuba en  1988, entre Lorenzo y yo con la supervisión del Prof. Carlos Macaya  cardiólogo español que ha enseñado a varias generaciones de cardiólogos cubanos. Él y otros cardiólogos españoles han ayudado al desarrollo del intervencionismo cardiovascular en Cuba, no podemos dejar de mencionar al cardiólogo checoslovaco Juraj Fabián que en su momento nos prestó una valiosa ayuda.

- ¿Qué futuro le ve a estas operaciones menos invasivas que las de corazón abierto?

El tratamiento ideal para la aterosclerosis coronaria es su prevención. La causa exacta de la enfermedad se desconoce, pero hay evidencias de que su mortalidad disminuye con la abolición o el control de los factores de riesgo coronarios: hipertensión arterial, dislipidemia, tabaquismo, diabetes, obesidad, vida sedentaria y otros.

Tenemos esperanzas de que en un futuro, ojalá no muy lejano, surjan avances relacionados con la  genética o con células madre, o la introducción de drogas que tal vez las estatinas constituyan su primera generación, o el verdadero descubrimiento del agente causal, pero por ahora hay que seguir con tratamientos paliativos de revascularizaciones coronarias percutáneas  y con bypass aortocoronarios que mejoran la calidad de vida y a veces la prolongan.

El avance en el campo de la enfermedad coronaria no debe medirse por el número de revascularizaciones ya sean percutáneas o quirúrgicas que se hacen en un país o en un centro, sino por su disminución por la aplicación de efectivas medidas de prevención primaria.

Los procedimientos diagnósticos y terapéuticos no deben verse como antagónicos sino como complementarios.

El desarrollo científico técnico ha logrado guías, catéteres, balones, stents etc., que han  facilitado las intervenciones coronarias percutáneas que antes se consideraban tributarias de la cirugía.

En realidad las intervenciones coronarias percutáneas pueden considerarse como intervenciones de mínimo acceso y el desarrollo de modernas técnicas quirúrgicas y la habilidad y experiencia de hemodinamistas y cirujanos han permitido el tratamiento de pacientes con lesiones complejas que antes estaban contraindicadas, privando a los pacientes de su beneficio.

- Desde hace varios años se ha dedicado a los estudios cardiovasculares por el novedoso método de la Tomografía computarizada multicortes, ¿lo considera  superior a los métodos tradicionales?

La Tomografía computarizada multidetectores (TCMC) o multicortes y los procedimientos de cardiología invasiva no son antagónicos sino complementarios. La coronariografía por cateterismo arterial permite visualizar la luz vascular pero no la pared. La TCMC permite estudiar la luz y la pared, pero la resolución del proceder invasivo es superior. La primera es una técnica establecida desde 1959, los equipos con que se realiza tienen una gran resolución espacial y temporal y la coronariografía invasiva permite realizar un proceder terapéutico inmediato.

La TCMD es una técnica “joven” de apenas once años de evolución, pero ha progresado a pasos agigantados y permite el diagnóstico más precoz de la placa ateromatosa antes que pueda visualizarse por el método invasivo. Se espera que mejore más en un futuro inmediato.

- ¿Que siente Usted cuando uno de sus alumnos realiza un trabajo brillante?

Me considero un “maestro de primaria” de las investigaciones imagenológicas cardiovasculares y todos recordamos a nuestros maestros de primaria con gran cariño y gratitud, pero a su vez los maestros de primaria nos sentimos orgullosos cuando nuestros discípulos triunfan e incluso nos superan.

- ¿Le queda alguna investigación por hacer que no haya realizado y aún desea desarrollar?

Queda mucho por hacer, las investigaciones surgen ante problemas que se presentan durante el trabajo cotidiano, seguiré trabajando mientras tenga lucidez y trataré de contribuir en investigaciones que den solución a esos problemas.

- Cualquier otro comentario que Usted desee hacer.

He recibido en la vida más de lo que esperaba pero sin el triunfo de la Revolución  y sin el  apoyo, aliento, e inspiración de mi esposa, de mis hijos, de mis nietas y de toda mi  familia hubiera recibido mucho menos.

He tenido la suerte de estar siempre rodeado de valiosos compañeros de trabajo. Siempre me he sentido querido y respetado. A todos les reconozco y agradezco mucho sus atenciones sobre todo a los actuales que con paciencia y comprensión han hecho que me sienta feliz en esta etapa difícil de la vida.

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