Profesora Margarita Dorantes Sánchez
LA DOCENCIA SIEMPRE ME HA ATRAIDO
Habanera por nacimiento, Margarita Dorantes pudo ser periodista en vez de médico, porque su padre abrazó “la profesión más bella del mundo” según Gabriel García Márquez. Precisamente, por ser mexicano su progenitor parte de su niñez la vivió en la tierra del Tequila y otra, la mayor cantidad, en Cuba donde ha consolidado una carrera asistencial, docente e investigativa acerca de las arritmias, tema en el que es una autoridad en la mayor de Las Antillas y en el resto del continente.
La Dra. Dorantes tiene cuatro libros, nueve monografías, es autora o coatura de decenas de artículos publicados en Cuba y en el extranjero, ha recibido numerosos reconocimientos tanto en la mayor de las Antillas como en México. Ha realizado múltiples cursos de post grado en diferentes países y también ha sido la organizadora de talleres de arritmias cardiacas virtuales en Argentina y México.
Trabaja en el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular desde 1967.
-¿Cómo era la niña Margarita Dorantes? ¿Tenía la influencia cercana de algún médico?
Como cualquier niña cubana, con algo singular que influyó mi vida: madre cubana y padre mexicano con matrimonio normal pero cada quien en su tierra, por razones económicas. Nací y viví en Cuba de manera estable pero pasaba una o dos temporadas al año en México, con mi padre, a quien quería y admiraba mucho. Allá estudié algún grado de primaria. Me sentía con dos patrias: con frecuencia me preguntaban dónde estaba más a gusto: si la pregunta era en México decía que en Cuba, si era en Cuba respondía que en México. Soy cubana pero todo me gustaba de México: las raíces indígenas, su historia, su naturaleza, la idiosincrasia del mexicano, el lenguaje, su amor patrio, su arte, su música, su antimperialismo, todo.
No tuve influencia cercana de ningún médico, fue algo espontáneo y de manera insensible se produjo la inclinación hacia la Medicina.
-¿Por qué estudió medicina y además lo hizo en México?
Por mi propia decisión estudié Medicina, al cierre de la Universidad de la Habana por el batistato, fui a vivir con mi padre y estudié en la Universidad Nacional Autónoma de México durante seis años, el internado y el servicio social. Al triunfo de la Revolución solicité permiso para continuar los estudios allá y me prometí que al concluir, vendría a Cuba a ofrecer mi trabajo. Así lo hice.
-Dentro de las múltiples especialidades médicas ¿Usted escogió la cardiología o la cardiología la escogió a Usted?
En la carrera me enamoré de la Cardiología durante la rotación en el Hospital General de la Secretaría de Salubridad y Asistencia, Ciudad de México. Quizás por el gran desarrollo que tenía esa especialidad en aquel país, reconocida en todo el mundo. Me subyugaba obtener muchos detalles al auscultar un corazón, hice la tesis sobre algún tema cardiológico y decidí que ese sería mi campo.
-¿Por qué dentro de esa rama se especializa tanto en Cuba como en el extranjero en Electrocardiografía y Vectocardiografía?
Como la escuela mexicana de Electrocardiografía era de las más notables del mundo, ello debe haber influido en mi gusto. Al llegar a Cuba, mi primer contacto profesional fue con la Dra.Ada Kourí, prestigiosa cardióloga cubana formada en México, alumna y amiga de Enrique Cabrera (talentoso mexicano especializado en Electrocardiografía, que trabajó en Cuba). Después de cumplir un año en Holguín, donde se me designó trabajar, opté por la residencia de Cardiología. La Dra. Kourí fue mi profesora entonces y más tarde mi amiga muy querida.
Ya especialista, por instrucciones del Director del Instituto Profesor Hernández Cañero, trabajé con el Dr. Álvarez Alegre en Electrocardiografía y se me designó para seguir en ese campo en el Instituto, donde siempre he laborado. Tuve la oportunidad de una estancia temporal con Alfonso Gaxiola (alumno destacado de Enrique Cabrera) en el Instituto Mexicano del Seguro Social y otra en el Departamento de Electrocardiología del Instituto Nacional de Cardiología de México. En 1984 me incorporé al Grupo de Electrofisiología clínica creado entonces por el Dr. Francisco Dorticós.
-A propósito de la taquicardia usted le declaró a un periodista “Algunos pacientes la perciben y describen muy bien (corazón "desbocado", "aleteo" de una paloma), precisan si es ordenada, su inicio brusco o progresivo, los factores desencadenantes” ¿Ha sentido Usted alguna vez el corazón desbocado? ¿Le ha llegado el miedo por el conocimiento que tiene sobre este mal?
No he tenido esa sensación aunque alguna vez he sentido extrasístoles, las que uno dice al paciente que hay que acostumbrarse a ellas y en general no se tratan. En realidad son molestas. Para mí no fueron problema y no suelo dar importancia a mis alteraciones de salud.
- Según sus investigaciones ¿la arritmia en Cuba es un padecimiento que afecta a un por ciento parecido al resto del mundo o se comporta de otra forma?
Las arritmias cardiacas en Cuba son muy frecuentes, como en todo el mundo y se comportan de forma similar, sólo que tenemos la posibilidad por la organización de la salud, de concentrar las fuerzas en centros de referencia y registros nacionales en este caso de arritmias, ambos programas radican en el Instituto.
- ¿Fue Usted la iniciadora en nuestro país de aplicar la cardioversión para restablecer el ritmo cardiaco? ¿Desde cuándo utiliza este proceder?
En absoluto, esta opción terapéutica se realiza hace muchos años en el mundo y en Cuba, de manera rutinaria.
-Tengo entendido que en la década de los 90, la cirugía de las arritmias era una estrategia de tratamiento muy efectiva, pero en la actualidad el panorama es otro. ¿A qué se debe que la mayoría de las arritmias hoy no precisen de tratamiento quirúrgico?
La cirugía de las arritmias en el mundo y en Cuba, tuvo su momento dorado, hizo su tarea y la hizo muy bien. Fueron los pioneros en curar arritmias tales como la taquicardia por reentrada nodal, las vías accesorias, la taquicardia ventricular y otras. Lo cual permitió resolver estas alteraciones, entender mejor su fisiopatología y sentar las bases para el desarrollo de posteriores procedimientos también curativos como la fulguración por corriente directa y por radiofrecuencia después. En un momento dado, cedió el paso a esas otras opciones terapéuticas, muy eficientes, menos invasivas, con menor morbilidad y mortalidad. Pero ellos fueron los primeros, todos lo reconocen y como este es un Sitio de Cirugía Cardiovascular hay que destacarlo más.
-¿Y la ablación cuando comenzó a usarla? ¿Por qué?
En Cuba la ablación con radiofrecuencia (precedida por la fulguración con corriente directa) se inició el primero de enero de 1996, por el Grupo de Arritmias Cardiacas y Estimulación Eléctrica Programada del Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular. El fundador de este Grupo (diciembre de 1984), máximo inspirador y Director hasta la actualidad, es el Dr. Francisco Dorticós, a cuyos esfuerzos se debe la creación y el posterior desarrollo de esta subespecialidad cardiológica en Cuba.
La ablación es un procedimiento de alta efectividad, cura las arritmias en un buen porcentaje de casos, sus complicaciones son escasas, requiere corta hospitalización e incorpora al paciente a su vida normal en poco tiempo.
-Usted tiene un método especial para enseñar y atender a sus pacientes con alumnos y alumnas rodeándola e interactuando sobre cada caso ¿por qué esta manera de transmitir sus conocimientos?
La docencia siempre me ha atraído, la imparto con gusto y entusiasmo, suelo rodearme de aquellos jóvenes que se interesan, que aprenden pero que a veces, sabiéndolo o no, también enseñan con sus preguntas, dudas y discrepancias. En este intercambio en largas sesiones de trabajo en sala, salón o consulta, todo es más dinámico e interesante. No sé qué pensarán ellos, habría que preguntarles. Además, al paciente cubano le gusta que le den detalles y está enterándose así de características de su enfermedad.
¿Recuerda a cuantos especialistas en arritmia ha formado y cuántos han resultado tan buenos, que Usted dice, valió la pena el esfuerzo?
He trabajado la asistencia, algo la investigación y verdaderamente mucho la docencia. Por nosotros han pasado decenas y decenas de compañeros para su entrenamiento en arritmias. Como es natural ha habido de todo, pero dentro de esa pléyade he conocido algunos jóvenes notables que siempre recuerdo con gusto y siento orgullo de ellos porque así debe ser, como una espiral a un nivel cada vez más elevado. Ahora que usted me ha hecho pensar en esto, recuerdo lo dicho por maestros clásicos: "Yo no os he enseñado la verdad, sólo a amar la verdad. Nada hay más mutable que ella y el viento sopla cada vez más alto en su dirección. Otro vendrá después de mí que os ofrecerá una verdad más alta o que os alumbre el camino con un fanal más diáfano. Y si es vencerme desvanecer las dudas que yo dejo, avanzar el paso más allá de mi huella, entonces ¡brindemos por quien me venza, con honor, en vosotros!".
Quedan satisfacciones. A lo largo de 40 años dedicados a la docencia, y hasta la fecha, los conceptos electrocardiográficos y aritmológicos los he trasladado (junto a mis compañeros del Servicio) en numerosos cursos, talleres, encuentros, mesas redondas. No ha habido un evento igual al otro, todos han sido distintos y con lo más novedoso, sólo con el límite de nuestras capacidades. Estos intercambios se realizan no únicamente con los médicos residentes del Instituto, también con los especialistas cardiólogos y de otras áreas (Cirugía, Medicina Interna, Pediatría, Angiología, Medicina Intensiva, Medicina General Integral, Anestesiología y otras). Asisten compañeros de otros hospitales de la Ciudad y de todas las provincias del país; además nuestros conceptos llegan a otras tierras porque han estado con nosotros médicos de más de 30 países. Y ahora recuerdo con agrado, en la última reunión científica de este tipo (mayo 2011, un taller dedicado a las canalopatías iónicas cardiacas), haber visto entre los asistentes, como el primero, al cirujano cardiovascular Dr. Milvio Ramírez.
- Los cirujanos cardiovasculares al igual que los cardiólogos la reconocen como una institución. Cuanto considera haber aportado en la formación de cirujanos cardiovasculares y por tanto al desarrollo de la cirugía en Cuba.
En realidad no creo haber aportado mucho en la formación de los cirujanos cardiovasculares y nada al desarrollo de la cirugía cardiovascular.
-De su cabeza y manos han salido cuatro libros, nueve monografías, es autora o coatura de decenas de artículos publicados en Cuba o en el extranjero ¿Nunca ha sentido el deseo de dedicarse exclusivamente a escribir?
Disfruto al escribir (mi padre fue periodista y algo debe quedar de él en mí), ojala lo hiciera mejor, pero no me satisfaría dedicarme exclusivamente a ello porque tratar pacientes es lo que da las experiencias que se trasladan luego.
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Actualizado 01.03.2022
Página Publicada 15.11.2009