Profesora Ligia Mireya Amoedo Mon

fotos-dra-mireya-amoedo-mon-1010320La cardiología, indispensable aliciente en la vida de la Dra.Amoedo

Por Paquita Armas Fonseca


Matancera de origen, la Dra. Ligia Mireya Amoedo Mon, nacida en 1924, desarrolló una extraordinaria carrera dentro de la medicina, especialmente la cardiología.

Menuda y muchas veces silenciosa, aunque con una sonrisa para quien la salude, recorre algunos días los pasillos del Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular, ICCCV, segunda casa desde que se inauguró el Instituto en 1966.

Junto a los doctores Alberto Hernández Cañero y Luis Roberto Llerena Rojas ostenta la condición de Profesora de Mérito, uno de los múltiples reconocimientos que ha merecido como la medalla nacional Piti Fajardo, diplomas al mérito docente en el 2003 y por establecer las bases del ICCCV y contribuir en su desarrollo.

Pero no sólo en Cuba su trabajo ha sido reconocido: es Huésped distinguida de la ciudad de Huatusco, en Veracruz, México y Cardióloga distinguida, distinción que recibió en el XXV Congreso centroamericano y el Caribe de cardiología, celebrado en Tegucigalpa, Honduras en el 2008. Tiene sesenta publicaciones nacionales e internacionales, es asesora de la Revista Cubana de Cardiología y Cirugía Cardiovascular, miembro titular de la Sociedad Cubana de Cardiología y tiene un largo y fructuoso trabajo docente.

Parca en sus respuestas, la Dra. Amoedo me dijo ante una pregunta “Yo no trabajé en patología (Anatomía patológica). En los primeros años de graduada hice Clínica de adulto en el Hospital Calixto García, en el Servicio de la cátedra de patología médica (1952-1959). En esa época queriendo aprender de todo, hice cirugía menor en el hospital Emergencias durante tres años”

Y sobre esos tiempos subraya “En mis primeros años quise tener una buena preparación básica para adquirir mayores conocimientos”.

Inquiero acerca de cómo llegó a la cardiología, me dice “El traslado de la cátedra de patología médica del Hospital Calixto Garcia para el Fajardo, fue la oportunidad que encontré para iniciar mis estudios de cardiología, y como me gustaba toda la medicina no había problema para adquirir esos nuevos conocimientos”

Le pregunto acerca de cómo consiguió ilustrar sus clases que muchos de sus alumnos, hoy reconocidos cirujanos, aún recuerdan “Las enseñanzas morfológicas y el desarrollo embrionario de corazones y vasos eran paralelas al aprendizaje clínico, conocimientos indispensables para comprender y tratar las cardiopatías congénitas. El corazón normal o anormal tiene que conservarse para su estudio por lo que es necesaria su fijación por cualquiera de los métodos conocidos. En realidad nunca he contado los trabajos que he tutoreado o asesorado hasta la fecha”

En otras especialidades la Dra. Amoedo también se ha destacado por ejemplo la ecocardiografía que “es una técnica importante, que hemos empleado aproximadamente por veinte años, hoy se puede considerar como parte del examen clínico, nos permite ver y no imaginar las alteraciones estructurales, valorar su función y las probabilidades quirúrgicas entre otras posibilidades”

La interrogo sobre su experiencia con la medicina nuclear y responde: “Sólo trabajé por un año; fue útil conocer las técnicas y algunas posibilidades diagnósticas”.

No podía dejar de preguntar qué ha representado su profesión para ella y la Doctora responde “La cardiología en particular y la medicina en general han significado y significan un aliciente en mi vida”

Lo que ha sido y es para el Instituto esta singular mujer, queda reflejado en cuatro opiniones de igual número de destacados profesionales de esa institución hospitalaria:

“La Profesora de Mérito Mireya Amoedo es una verdadera joya de la Cardiología cubana. La conozco desde que comencé a trabajar en el Hospital Fajardo en 1967, siempre la he admirado por sus conocimientos científicos, el rigor con que acoge sus investigaciones y las excelentes relaciones humanas que mantiene con sus compañeros de trabajo y pacientes.

Es una magnífica profesional, profesora de varias generaciones de cardiólogos no solo cubanos pues sus méritos han traspasado nuestras fronteras, los campos donde más se ha destacado es en cardiopatías congénitas y ecocardiografía.” (Dr C. Luis Roberto Llerena Rojas)

La Dra. Mireya Amoedo ha tenido una labor destacada en el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular, a cuyo desarrollo ha contribuido de manera fundamental, tanto en el aspecto asistencial como docente e investigativo. Fundadora del Instituto, laboró en el Servicio de Hemodinamia; la conocí después en la avanzada de la Sala de Cardiología Clínica (en unión de compañeros de entrañable recuerdo: Ada Kourí y Florencio Gamio). Luego en la Sala de Cardiología Pediátrica, el Laboratorio de Embriología y por último en el Servicio de Ecocardiografía. Varias generaciones de cardiólogos cubanos, le debemos mucho a Mireya Amoedo. (Dra. Margarita Dorante Sánchez)

Conocí a la Profesora Amoedo, en noviembre de 1985, solo unos pocos días después de mi arribo como residente de cirugía cardiovascular al Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular. En aquel entonces mi profesora, 26 años más joven, ya era reconocida por todos como una autoridad en tanto cardióloga. Impresionaba por sus profundos conocimientos de morfología cardiovascular y de las cardiopatías congénitas. Una profesional siempre dispuesta a brindar sus conocimientos, respetuosa, sencilla, elegante.

Recuerdo que en 1987 impartía un curso de morfología y anatomía cardiovascular, para residentes, al cual asistí y tuve la suerte de que me invitara a recibir un curso de morfología de las cardiopatías congénitas, junto a otros dos residentes de cirugía cardiopedíatrica del Cardiocentro William Soler. La Dra Amoedo enseñó este curso a varias generaciones de cirujanos, gracias a su silenciosa labor de coleccionar y preservar durante muchos años mediante su esfuerzo personal un número importante de corazones con malformaciones cardíacas. Sus enseñanzas han sido determinantes para el entendimiento de la anatomía cardiovascular para muchos de nosotros. Hoy tenemos la satisfacción de compartir con nuestra respetada profesora, a quien le admiramos por sus profundos conocimientos, su constancia, su fuerza y por su alta sensibilidad humana. A ella nuestro eterno agradecimiento por su apoyo incondicional. (Dr. Angel M. Paredes Cordero)

La Profesora Mireya Amoedo Mon  es ante todo un ejemplo de ser humano especial, porque en primer lugar tiene el don  de la sabiduría, que ha forjado con muchas décadas de trabajo consciente e intenso no solo con los pacientes, particularmente niños, sino con su amplísima trayectoria investigativa, con una constancia sin límites. Ha enseñado a cientos de cardiólogos tanto Cubanos como del exterior no solo cardiología sino también justeza, amabilidad, cortesía,  en los que ha dejado una huella imborrable de modestia, sencillez pero también de rigor en el trabajo, y en la práctica médica.

Ostenta todas las categorías científicas, docentes e investigativas que un profesional de la salud revolucionaria puede tener, como reconocimiento merecido a su labor que ya trasciende en la historia de la Medicina y la Cardiología en Cuba, fue uno de los 3000 médicos que al triunfo de la Revolución quedaron en el país con la responsabilidad de sacar adelante la formación de los médicos que la revolución necesitaba, y lo hizo con pasión, amor y mucho rigor. Jefa de sala de pediatría, Cardióloga eminente, Embrióloga, Morfóloga, Ecocardiografista, Doctora en Ciencias, pero clínica ante todo, sin dudas una de los Especialistas más completas e integrales con que cuenta la Medicina y la Cardiología en Cuba. Ojalá y tengamos Profesora Amoedo por mucho tiempo, nuestra especialidad lo necesita y sólo le decimos gracias querida Profesora por sus enseñanzas, por su apoyo, por su entrega y porque no, por sus críticas oportunas que han hecho de nosotros mejores personas, mejores médicos, mejores seres humanos. (Dr. Juan Valiente Mustelier)

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