Profesor Juan Valiente Mustelier

dr-valiente-2Un experto en dar “cortes virtuales” en el corazón

Por Paquita Armas Fonseca

Para algunos especialistas el ecocardiograma hecho por el Dr. Juan Valiente Mustelier, tiene la certeza de unos ojos y unas manos que con seguridad manejan el equipo que dice cómo anda un corazón, especialmente si se trata de un paciente pre quirúrgico.

Afable y preocupado  por sus diagnósticos, es especialista de segundo Grado en Cardiología y es Jefe del Departamento de Ecocardiografía del Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular,  ICCCV,  colaborador  de la  Clínica Internacional Cira García y del  Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología y HEBERBIOTEC.

El Laboratorio que dirige realiza como promedio 25 000 ecos al año que incluyen 250 Eco Estrés, más de 300 ecocardiogramas transesofágicos, ha sido uno de los centros pioneros en el país en la aplicación de las técnicas de Doppler tisular, Estudio de deformación miocárdica  y Ecocardiografía Tridimensional, además es centro de referencia Nacional para la selección de pacientes para terapia de Re sincronización Cardíaca y Valvuloplastia mitral, lo cual se ha realizado por más de 10 años.

Merecedor de diversos premios, el Dr. Valiente,  ha recibido 34 cursos de postgrado, de ellos siete internacionales, es  investigador Auxiliar del ICCCV, ha participado en 18  proyectos de investigación y desarrollo, de los que tres han sido con Universidades en el Extranjero por ejemplo MEDICO S.A en Italia para el desarrollo de marcapasos Bicamerales, así como con la Universidad de biología Molecular y Biotecnología en Torino Italia y la realización de un proyecto que se ejecuta para el desarrollo de medicación cardiovascular por más de 8 años,con el Centro de Genética y Biotecnología con el Grupo de reparación tisular.

Ha participado en sesenta y cinco eventos científicos, de ellos treinta y cinco internacionales y más  de noventa y tres presentaciones que incluyen conferencias magistrales y mesas redondas.

Profesor de varias generaciones de profesionales, impartío hasta la actualidad quince cursos nacionales y  dos internacionales de la especialidad, es el coordinador del curso bianual de Ecocardiografía del ICCCV y ha formado parte en más de 40 tribunales de exámenes, entre otras diversas acciones en tanto profesor o cardiólogo especializado en ecocardiografía.

-¿Cómo recuerda su infancia? ¿Fue un buen alumno?

Tuve una infancia feliz y en familia. Nací en la Habana, pero por cuestiones de trabajo de mis padres me enviaron con mis abuelos paternos a Santiago de Cuba, con ellos formé mi carácter y personalidad, adquirí los conceptos y principios que rigen mi vida hoy.

Mi abuelo paterno era un hombre de trabajo, con un carácter muy fuerte, autodidacta  y una inteligencia natural increíble.

Recuerdo fui siempre de los buenos alumnos, era tranquilo, muy concentrado, me encantaba la música, y en cuarto grado  abandoné un poco los  estudios por la guitarra, pero no tuvo males mayores, hoy no soy músico.

-¿Por qué la profesión de médico? ¿Acaso tradición familiar?

Realmente, siempre fui muy bueno en las matemáticas y el dibujo, por lo que desde niño y hasta la adolescencia quise ser siempre arquitecto, después comencé a inclinarme por la medicina, estudiaba mucha química y biología, es  lógico: la influencia familiar fue determinante pues  mi madre es médico especialista en Ginecología y Obstetricia, retirada recientemente, después de casi 50 años de trabajo.

En mi casa se hablaba y discutía mucho de temas médicos, la biblioteca de mi casa contaba entre otros con una enorme cantidad de textos de medicina, porque mi padre aunque no era médico, trabajaba muy relacionado con ella y decía que ser médico era algo privilegiado para un ser humano, pues constantemente estabas ayudando a los demás.

-¿Está usted entre el grupo masivo de médicos que comenzó a estudiar medicina en Cuba con el interés de instaurar el sistema de atención primaria conocida como médico de la Familia?

No, soy graduado del 1986. Estudiaba medicina en el Hospital Calixto García donde era alumno ayudante de Medicina Interna, ya en el sexto año, recuerdo en  el mes de Mayo, estaba en la rotación final de Pediatría y nos informaron de  un  llamado de la máxima dirección de la Revolución para que los primeros expedientes de todos los hospitales de la ciudad de la Habana, se incorporaran por dos años a las montañas de Guantánamo. Debiamos comenzar  la instauración del programa del médico de la Familia en el área rural, y allá fuimos, éramos 136 jóvenes recién graduados. A partir de allí formé parte del gran ejército de médicos de la atención primaria primero en las montañas y después cuatro años en la ciudad, hoy muchos de ellos son destacados especialistas.

-¿Qué le aportó trabajar para una pequeña comunidad rural de Guantánamo y luego en la Habana?

Fue algo inolvidable, imagínate llegar allí donde nunca había vivido un médico en esa comunidad, yo con 22 años, solo con un mes de graduado y el próximo médico, casualmente mi esposa, a unos cuantos kilómetros, eso me ayudó mucho a confrontar mis conocimientos con la práctica diaria,  ganar confianza en el ejercicio de mi profesión. Anécdotas muchas, pero una en particular no olvido, llevaba ya un año trabajando cuando de repente un montero a todo galope irrumpe en el consultorio trayendo en brazos una lactante totalmente azul, que había encontrado bajo el agua en una zanja cercana. Yo comencé mis maniobras para resucitar a la niña, sin enfermera, lo hacía todo y no sé cómo, después de algunos minutos logre que respirara, con la colaboración de todos los pobladores en un transporte rural y sin abandonar las maniobras llegue al hospital pediátrico en Guantánamo con la bebé respirando, días después estaba la niña de vuelta en el poblado y para sorpresa de todos el primer nombre completo que dijo semanas después fue Valiente.

-¿Por qué quiso ser cardiólogo? ¿Recuerda cómo fue que llegó al Instituto de Cardiología?

Ya te comentaba quería ser clínico, pero en el tercer año de la carrera en un curso de electrocardiografía, en el Calixto García, conocí al eminente profesor Dr. Calviño y quedé fascinado con la maestría de aquel inolvidable profesor: con una tiza y un borrador enseñando electrocardiografía, entonces realmente empezó mi pasión por la Cardiología; fue tal el estímulo que ya en cuarto año interpretaba con facilidad los electrocardiogramas de las salas.

El trayecto al Instituto fue largo y angosto,  dos años en Guantánamo, cuatro en la atención primaria en la cuidad, concursos polémicos, incomprensiones de unos, apoyo incondicional de otros, debo mencionar que gracias a la generosidad y justeza del  Profesor Hernández Cañero actual director histórico del Instituto pude comenzar en el 1992 la residencia en esta prestigiosa institución. Cuatro años más tarde, por concurso,  obtuve una plaza de cardiólogo en este centro.

-¿Qué tiempo trabajó como cardiólogo clínico?

Me gradué en  1996 y comencé a trabajar como cardiólogo clínico en las salas de cirugía cardiovascular con profesores como el Dr. Canello, Dr. Jaime Graña, el Dr. Gamio Capestani y el Profesor Taín que me enseñaron mucho y a los que no olvidare jamás. Allí estuve dos años, al mismo tiempo atendía las embarazadas con cardiopatías de la ciudad y hacía varias sesiones de eco cardiografía, este tiempo fue muy valioso para mí, hasta ahora sigo siendo y me considero cardiólogo clínico.

-¿Cuándo y por qué se inclinó por la eco cardiografía?

Mi pasión por la Ecocardiografía comenzó muy temprano, quisiera reconocer que quien me inclino inicialmente por ella fue el Profesor Jaime Graña: estando yo en primer año de la especialidad me invitó a estudiar juntos, dos clásicos de la Ecocardiografía en ese momento, el libro de Feingenbaum y el de Guadalajara de la escuela Mexicana, a partir de entonces quedé atrapado en la subespecialidad y comprendí que no existiría Cardiología moderna sin la Ecocardiografía.

Usted tiene un trecho recorrido en las investigaciones ¿me podría comentar en qué consisten las que fueron premiadas por la Fundación Mapfre en España, en el 2003 y la Academia de Ciencias en el 2008?

Debo aclarar que ambos premios fueron para colectivos de investigadores, el primero de la fundación Mapfre de España para las mejores investigaciones Iberoamericanas  en el 2003, con cardiólogos y cirujanos cardiovasculares del Instituto de Cardiología que lideró el Dr. Fidel Cáceres Loriga con la investigación "Trombolisis en la trombosis de protésica mecánica". En el 2008 recibí  el premio de la Academia de Ciencias de Cuba a la mejor investigación básica, este con el grupo de cicatrización de la dirección de investigaciones biomédicas del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, grupo liderado por el Dr. Jorge Berlanga, con el cual trabajo desde el 2006. Con ellos he desarrollado investigaciones pre clínicas en protección cardiovascular, mediante la realización de ecocardiogramas en modelos  animales aquí en Cuba y en universidades en el extranjero. Esa labor me ha ayudado a entender mucho de los problemas clínicos a los que me enfrento.

Además de ser cardiólogo con experiencia ¿qué se necesita para ser un buen especialista en ecocardiografía?

Un cardiólogo para ser un buen especialista en ecocardiografía, en mi criterio muy personal debe ser ante todo un buen cardiólogo clínico, tener vastos conocimientos de ciencias básicas (anatomía, fisiología, embriología etc.) y de las clínicas( hemodinámica, arritmología, urgencias etc.) ser capaz de a partir de imágenes de ultrasonido en dos planos hacer reconstrucciones tridimensionales en su cerebro, y como un cirujano ir dando diferentes cortes virtuales al corazón en distintos planos para diagnosticar las diferentes alteraciones de la estructura y la función cardiovascular. Tiene que ser paciente, el  ecocardiografista necesita entrenar sus ojos y su mente. La auto preparación y actualización diaria son vitales.

-¿Qué significó para usted la experiencia de trabajo en el University Teaching Hospital en Lusaka, República de Zambia?

Fue una experiencia interesante, trabajar en un país africano subdesarrollado, con un cuadro de salud muy diferente al nuestro, incluso en la prevalencia de enfermedades cardiovasculares, con solo unos pocos cardiólogos para una población semejante a la nuestra. Para mí fue un reto. Allí hubo que atender adultos, niños, neonatos con cardiopatías, para lo cual tuve que prepararme, iniciamos programas para el envío de pacientes de cirugía cardiovascular a África del Sur. Eso me sirvió mucho para crecer como cardiólogo y principalmente como ser humano.

El departamento que usted dirige se distingue por los acertados diagnósticos estructurales y funcionales de las cardiopatías adquiridas y congénitas, por los eficientes métodos para evaluar la viabilidad miocárdica, el empleo de la ecocardiografía tridimensional, la adecuada estratificación de los candidatos a terapia de resincronización cardíaca y valvuloplastia mitral ¿Cómo lograron aplicar todas las técnicas diagnósticas antes descritas?

Este es el resultado de un trabajo sostenido de años, que no comenzó conmigo, anteriormente la Profesora Dra. Mireya Amoedo y el Dr. José Abreu fueron los iniciadores, pero sin duda en los últimos 13 años los resultados han sido realmente relevantes, gracias a la constancia, preparación individual y del personal, de mucha voluntad y pasión por lo que se hace, independientemente de los obstáculos que puedan aparecer. Lo realizado por el departamento de Ecocardiografía del Instituto exhibe hoy cifras comparables a otros centros de prestigio en otras partes del mundo, más de 25 000 estudios anuales,  que incluyen más de 300 Ecoestrés, 400 ecocardiogramas transesofágicos. Somos el centro de referencia para la selección de pacientes para terapia de resincronización ventricular, y las valvuloplastia mitrales con Balón  y todo esto con unos pocos equipos. Algo que no puede faltar son las investigaciones que el departamento ha desarrollado en este periodo, con  líneas cuyos resultados han enriquecido el  quehacer diario.

Usted para muchos cirujanos es una suerte de "oráculo científico"  a la hora de decidir una operación ¿Cómo ha llegado a tal prestigio?

Bueno, considero que los medios diagnósticos, que incluye a la Ecocardiografía, ante todo deben de ofrecer información veraz, concisa, y útil para el cardiólogo, el cirujano, el clínico y eso solo es posible con la constancia en la preparación médica, en la actividad científica y en comprometerse con cada diagnóstico. Con el tiempo la cirugía, y la hemodinámica confirman o niegan lo que las imágenes diagnostican, y te confieso que me he equivocado varias veces. Es realmente alentador que tus compañeros tengan esa confianza en ti. Y como los pilotos ya pesan las horas de vuelo.

La docencia con residentes u otros especialistas en entrenamiento es enriquecedora, pues esa interrelación con jóvenes cardiólogos, te estimula a la preparación constante y puesta al día.

Debo aclararte que yo nunca he asistido a curso de entrenamiento alguno, ni en Cuba, ni en el extranjero, mi preparación ha sido con muchísimo de mi propio esfuerzo, y de algunos que me han ayudado.

Otro aspecto que desee comentar y que no haya preguntado….

Nada de esto hubiera sido posible sin el apoyo de mi familia desde el inicio de mi residencia. Mi esposa siempre incondicional, sacrificando cosas, tiempo, a pesar de sus complicadas actividades como médico, también  mis padres, a mis hijos.

Finalmente creo que la Cardiología es una especialidad apasionante y en constante desarrollo y parte de ello se debe al sostenido avance  de las técnicas de Ecocardiografía.

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