Corazón artificial francés Carmat, late con éxito 5 meses después

Europa se ha adelantado a Estados Unidos en la carrera por conseguir un corazón artificial fiable que cubra la demanda insatisfecha por la disminución del número de donantes.

En el mundo, la disminución de donantes de órganos está creando situaciones tremendamente graves. Por ello, investigadores y científicos llevan años poniendo a prueba su ingenio. ¿Su objetivo? Desarrollar un órgano artificial que cubra la demanda insatisfecha y que evite el rechazo.

Tantos esfuerzos y recursos por fin han alcanzado el éxito deseado. Recientemente era dado de alta el segundo paciente al que se le implantaba el corazón ‘Carmat’ inventado por el francés Alain Carpentier y desarrollado con la ayuda de Matra (ahora integrada en Airbus).

Francia ha sido el país en el que un equipo de cirujanos implantaba una prótesis cardiaca ‘Carmat’ en una operación que duraba seis intensas horas. Cinco meses después, el paciente ha recibido el alta y ha empezado a vivir su vida con autonomía.

La noticia fue confirmada por el profesor, Alain Carpentier, quien concibió el "corazón biomecánico" (bioprótesis implantable) que pesa 900 gramos y que cuenta con dos baterías de aprovisionamiento de electricidad y un panel de control.

Las baterías que utiliza el paciente para trasladarse fuera de su domicilio pesan 3 kilogramos. Están montadas sobre un cinturón que se porta en la cintura y un transmisor de informaciones debajo del brazo para telemonitoreo.

Cuando el paciente está en su casa utiliza una gran batería conectada a la red eléctrica.

Carpentier narró al diario Le Parisien que el paciente, de 68 años, pudo dejar el hospital el dos de enero y regresar definitivamente a su casa, tras implantársele el corazón artificial, el cinco de agosto en Nantes.

El regreso a su hogar fue posible desde que el hombre pudo disponer de una autonomía completa y, en particular, gestionar él mismo un aparato portátil.

Para Carpentier, la mejor demostración de que el paciente lleva una vida normal, es que fue a visitar a su hijo, a 60 kilómetros de Nantes, sin ningún tipo de asistencia médica.

El trasplantado sufría insuficiencia cardíaca terminal y no podía recibir un injerto de corazón procedente de un donante, condición fijada por las autoridades sanitarias para autorizar la operación de trasplante del corazón artificial.

Los cirujanos conseguían así aumentar la esperanza de vida de este paciente que permanece en el anonimato.

Sin embargo, no todo han sido alegrías para Carmat. El primer trasplante fracasaba 74 días después de la intervención.

En marzo de 2014 fallecía el enfermo de insuficiencia cardiaca crónica de 76 años operado.

Este lamentable acontecimiento fue muy útil para recopilar información en lo referente a la selección del enfermo, el seguimiento postoperatorio, el tratamiento y la prevención de las dificultas encontradas.

Entre los planes futuros de la compañía es prioritario conseguir la financiación necesaria para mejorar la vida útil del dispositivo, que ahora ronda los cinco años; algo que seguro consiguen tras haber experimentado una subida de un 13,2% en su cotización en Bolsa.

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